jueves

EL JUEGO Y EL NEGOCIO

Si le preguntamos a un jugador patológico el motivo por el que juega, por lo que le mueve a jugar, encontraremos una respuesta invariable: “por dinero, para ganar dinero”. Esta respuesta la dará con muchísimas mas frecuencia, un jugador con problemas, o un jugador profesional, que vive de jugar a determinados juegos donde la competencia y habilidad es necesaria. El resto de jugadores, es decir, los que no tienen problemas con esta actividad, contestarán que por la ilusión, para divertirse, o porque lo pasan bien, dependiendo de a que juego estén jugando.
Esta explicación que ofrece el jugador problemático, y que claramente equipara la conducta de juego con un negocio, pude expresarse de diversas formas:
“juego como forma de recuperar lo que he perdido” (que es lo mismo que decir que juego para ganar dinero), “juego para ver si me saco un extra”, “juego porque a veces he ganado y llego mas desahogado a final de mes”,” juego porque necesito el dinero para pagar deudas”, etc...



El jugador patológico, funciona con este autoengaño, y para sostenerlo hace las cuentas de forma conveniente con su forma de explicar y explicarse. Si realmente se tratara de una actividad económica, de un negocio, el jugador haría las cuentas de forma coherente con esta idea, es decir, calcularía a final de un periodo de tiempo mas o menos representativo, es decir, un mes, seis meses o un año, las ganancias y le restaría los gastos y las pérdidas, como con cualquier otro negocio. Y así conocería exactamente el rendimiento económico de su actividad, los beneficios. Pero el jugador con problemas no hace esto, sino al contrario, no calcula nunca sus ganancias o sus pérdidas, aunque bien es cierto, que independientemente de esto, tiene bien claro que jugando pierde dinero. Entonces, ¿porque se explica las cosas de esta forma?. Creo que por dos razones. La primera es que no tiene disponible otra forma de explicarse porqué hace lo que hace, salvo la estúpida y anti-intelectual idea de que está enfermo. La segunda es que de esta forma no tiene que enfrentarse a un hecho que le preocupa y que teme, el jugar ya no puede ser porque solo genera pérdidas, o al menos la única explicación accesible para él, y con cierta lógica, no podría sostenerse, tendría que salir del bucle, del círculo vicioso en que se ha convertido su vida. Y eso es duro, doloroso y requiere tomar unas cuantas decisiones complicadas. Por eso, es raro que la persona afectada solicite ayuda, a no ser que ya el continuar por si mismo/a no sea posible.

martes

EL SENTIDO DEL TRABAJO

Hay ocasiones en que el trabajo es tan alienante, tan inhumano, tan insufrible que el ganar dinero llega a perder su sentido. No estamos luchando, al menos en el mundo occidental, por sobrevivir. Estamos luchando en la mayor parte de los casos, especialmente en el caso de las personas que juegan hasta el punto de poder considerar que tienen un trastorno psiquiátrico, por mantener o mejorar nuestro estado de bienestar, nuestra buena vida.



El problema es que cuando el trabajo no permite desarrollar esa buena vida, porque estamos tan agotados que no nos quedan energías, ni ganas, de dedicarle tiempo y esfuerzo a vivir, a hacer algo con ese dinero, mas allá de comprar cosas, entonces, puede que tomemos contacto con cosas como el juego de azar. Esta actividad requiere en la mayor parte de los casos muy poco esfuerzo para poder ser realizada. Los jugadores, especialmente los de máquinas recreativas, no tienen que pensar demasiado, donde jugar. Por algo será que las máquinas recreativas son las que mas ingresos reportan. No tienen que prepararse para esta actividad, no tienen que contar con nadie, y el esfuerzo empleado para ello es mínimo.
Y lo mejor de todo, es que jugando se puede cerrar el circulo, de forma que la necesidad de dinero que tarde o temprano va a tener el jugador, conseguirá a su vez, que la necesidad de trabajar aumente, junto con la energía y la motivación para hacerlo. Por eso no es extraño que el jugador se de “atracones” brutales de trabajo, especialmente si es autónomo. Tampoco es raro que se sienta extraño en el trabajo, cuando ha conseguido romper el circulo vicioso en el que andaba entrampado. Esa extrañeza, proviene del hecho de que una vez ha pasado un tiempo desde que ha dejado de jugar, la necesidad de tener y manejar dinero, disminuye, y por tanto la energía para trabajar, la motivación, también, con lo que es posible, que si realiza un análisis en profundidad, pueda descubrir que el dinero que ha gastado en juego, lo utilizaba precisamente para poder soportar el trabajo.
Esto es relativamente frecuente, y es fácil de deducir, cuando se descubre que la conducta de juego se realizaba especialmente en días laborables y sobre todo en intervalos o momentos de espera en el trabajo. Por eso, creo que entre los autónomos, especialmente entre los comerciales, este problema es una auténtica plaga.
"Doctor, devuelvame mi depresión, no ve que mis amigos se apartan de mi" Joaquín Sabina.